Me Convertí En La Amiga De La Infancia Del Obsesivo Segundo Protagonista Masculino

Capítulo 45

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De hecho, cada vez que veía a Darrell tratando a Noel, Rieta solía pensar en sus hermanos menores.

Afortunadamente, no se parecían a su padre, por lo que eran muy lindos.

—Lo lamento. Espero que los dos príncipes puedan enviarte una carta de alguna manera…—

—Sí, pero tendrías que desobedecer a mi padre. Esta bien.—

—Estoy seguro de que los dos príncipes también te extrañan mucho. Eres su única hermana.—

Alicia dudó por un momento, informándole de los demás.

—Todos los sirvientes están preocupados por ti—.

—… Sí. Lo sé.—

Recordó la pena que sintieron por ella cuando tuvo que irse al imperio.

El Imperio solo era maravilloso por las personas que se preocupaban por ella.

—Quiero que todos sepan que ya no tienen que preocuparse por mí—.

—Se preocuparán independientemente de tu situación—.

Rieta sonrió con cautela, alisándose el cabello. Estaba agradecida por aquellos que se preocupaban por su bienestar.

—Debería estar agradecido. Es lo mismo ahora, pero creo que debería estar más agradecido—.

—Es nuestro deber preocuparnos por el maestro que seguimos—.

—Ah-eso es justo lo que dices.—

—Esa es la verdad.—

—Pienso en Alicia como un amigo—.

—Siempre estoy agradecido por su generosidad. Pero no puedo pensar en mi maestro como un amigo.—

No podían ser amigos. Inconscientemente, Rieta se sintió rechazada.

Alicia era estricto.

Además, ella sabía que incluso si él hablaba así, se harían amigos a pesar de todo.

—Oh sí.—

Rieta pensó en algo divertido.

—Hemos estado en el Imperio después de mucho tiempo. ¿Hay algo que quieras ver? Como algo famoso aquí…—

—Ya he visto lo que realmente quería ver—.

—¡¿Y-ya ?!—

—Sí.—

—……Eso es muy rápido. Quería mostrártelo.—

Cuando Rieta respondió de mala gana, se rió un poco.

Alicia se dio cuenta de que seguía tan voluble como siempre, incluso después de todas sus dificultades.

—Bueno, estaría feliz si pudieras mostrarme lo que te gusta. Como sirviente, quiero saber qué le interesa a mi maestra—.

—¿No quieres saber eso como amigo?—

—Es absolutamente imposible que la princesa y yo nos hagamos amigos. Además, ¿no tienes ya un buen amigo?—

—¿Quíen? ¿Noél?—

—Sí, puedes construir tu amistad con el principe Meyer. Creo que su vínculo puede durar para siempre—.

Ella estaba segura de eso.

—Ahora que lo pienso…—

Como si acabara de pensar en algo, golpeó su puño contra su palma.

—Había un lugar al que quería ir—.

—¿Dónde? ¿Adónde querías ir?

—La academia militar—.

—¿Academia Militar? ¿El lugar al que van los caballeros, allí?—

—Es donde se entrenan los caballeros del Imperio—.

—¡¿Quieres ser un Caballero del Imperio ?!—

—No deseo hacerlo.—

—¿Entonces por qué?—

Rieta volvió a preguntar, pero él solo sonrió y negó con la cabeza.

Parecía ser una razón bastante personal, por lo que Rieta decidió no preguntar más.

—Está bien, entonces vayamos juntos a la academia militar mañana. Hablaré con el duque y te daré acceso.—

—Gracias.—

—Deberías agradecerle al duque, no a mí—.

—Por supuesto, estoy profundamente agradecido al Duque. Sin embargo, eres mi benefactor de toda la vida.—

—Oh, Dios mío, ¿eso es lo mucho que querías ir a la escuela militar?—

—Ah, sí.—

La forma extrañamente estirada de la respuesta de Alicia molestó a Rieta, pero de todos modos sonrió y dijo: —Es bueno tener un benefactor de por vida—.

***

Afortunadamente, la academia militar le dio permiso a Alicia para visitarla, dijo el duque. Podría haber sido aprobado fácilmente porque el abuelo de Alicia era caballero.

El respeto mutuo de los caballeros traspasó los límites del tiempo y el espacio.

—Eso es romántico—.

—Sí, lo valoran—.

La academia militar, el lugar de nacimiento de los caballeros, debe haber sido un lugar muy romántico, pero las alegrías de visitar a Rieta se desvanecieron cuando, desafortunadamente, sucedió algo muy poco romántico.

—Lo-lo siento, Alicia—.

Rieta lo despidió en la puerta principal entre lágrimas.

—En realidad, quería ir contigo... pero olvidé que hoy tenía una clase de idioma imperial—.

—Todo está bien.—

Alicia arregló la cinta un poco rígida de Rieta con mano cuidadosa.

—Como sirviente, me alegro de que te dediques a aprender—.

—No estudio lo suficiente como para llamarlo académico—.

—Eso no es cierto.—

Sacudió la cabeza con seriedad.

—No sirve de nada sopesar el peso y la profundidad del aprendizaje. Todo es una bendición—.

—¿B-bendición?—

—Sí, recuerdo que la princesa siempre quiso aprender. Si esa oración se cumplió, ¿no es sagrada?—

—Eso es... Eso es correcto—.

Cuando Rieta sonrió, se arrodilló frente a ella y le puso la mano en la frente como el día anterior.

 

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[Traducción: Lizzielenka]